Mujer triste, cerca de la casa.
A: ¿Cómo estás?
M: Todo bien, ¿vos?
A: Sí, dale, ¿qué te pasa?
M: No me pasa nada, ¿por?
A: Se te nota en la cara
M: Che, no me pasa nada.
A: ¿En serio me lo decís?
M: ¿Siempre que ves a alguien sin carita feliz le preguntás si le pasa algo?
A: No me malinterpretes, solo te vi y pensé eso.
M: Claro... Siempre un tipo como vos viene y como no tengo una sonrisa incrustada, se hacen los amables para ver si termino en la cama con alguno. ¿No son iguales los hombres?
A: Si vos te relacionás con hombres muy parecidos entre si, no es mi problema.
M: Eso dijeron los últimos dos.
A: ¿Yo tengo la culpa?
M: No te quiero juzgar, pero no te conozco. Y me parece que sos igual a los demás.
A: Yo tampoco te quiero juzgar, pero creo que sos un poco egoista.
M: ¿Sí?
A: Alguien viene de buena onda y vos ya saltás a defenderte.
M: Creo que hace 15 segundos me dijiste que no me querías juzgar.
A: Ni siquiera te puedo sacar una respuesta concreta.
M: ¿Para qué querrías que fuera fácil?
A: Jaja, al menos sos inteligente.
M: ¿Te parece?
A: Basta de responder con preguntas.
M: Bueno.
A: Aunque te hagas la difícil me caés bien.
M: Jaja, gracias. No me hago la difícil, solo que siempre pasa lo mismo.
A: Siempre hay chances de cambiar las cosas.
M: Cuando lo confirme te aviso.
A: ¡Muy cómica! ¿Te veo mañana acá?
M: Nos vemos.